Por. Russell Mariano
Sobre la propuesta del debate
inicio con la siguiente interrogante ¿Cuál es el impacto, del ejercicio del debate, en el electorado?
lo que se busca es saber si realmente éste ejercicio brinda información
efectiva, influye en la intención del voto, se ataca el abstencionismo o es un
mero requisito para hablar de democracia.
Para responder a la interrogante,
es importante señalar que el debate es un espacio de discusión donde los
participantes exponen sus razones e intereses sobre temas específicos, y el
formato de cómo se desarrolla es muy importante. Al respecto, en el 1er debate
presidencial de éste domingo 22 de abril de 2018 pudimos observar que la
cantidad de temas sobre la mesa y los limitados tiempos para responder a las
interrogantes hacen del formato del debate algo complicado para comunicar a la
audiencia, en el espacio y momento en el que se desarrolla el ejercicio,
propuestas efectivas sobre el programa de gobierno de los candidatos en turno,
en ese sentido, lo que puede ser valorado por la audiencia es la imagen y voz,
en términos de marketing lo que se busca es el posicionamiento del producto,
vender la envoltura.
En este escenario se premia la
habilidad para evadir las preguntas, quién pone atención en lo que se ha dicho
si lo que importa es cómo lo ha dicho; la otra habilidad es la de persuadir a
la audiencia para hacerle creer que sus intenciones son las más puras y benevolentes; y una tercera habilidad la de omitir, en
efecto, el formato permite responder o no a la interrogante en turno, en tanto,
si hay un cuestionamiento directo puedes simular buscar argumentar tu respuesta
y el tiempo te salva de responder, entonces qué nos deja el debate
presidencial.
En contexto, el desenlace del
primer debate presidencial 2018 se desarrolla en un ambiente incipiente de
acusaciones, supuestos y egocentrismos, y respecto a lo realmente importante,
la conducción de un ESTADO; El candidato independiente Jaime Rodríguez Calderón
centra su proyecto en la denostación hacia los partidos políticos y la
ocurrencia; por su parte Margarita Zavala cual mensajera de la autorrealización
evidencia la continuidad de un proyecto conservador; en tanto Ricardo Anaya
Cortés, quizás confundido por la alianza “izquierda”- derecha, plantea un
proyecto bifocal con una mayor tendencia hacia lo común; al respecto Andrés
Manuel López Obrador plantea su proyecto de nación bajo un escenario histórico
de Estado, lo que lo acerca más a hombre de Estado con mayor tendencia
social-demócrata; y por último, José Antonio Meade Kuribreña quién le pesa la
situación que enfrenta el partido al cual representa, la situación de crisis de
Estado imposibilitan creer en el mismo proyecto y su mensaje se ve debilitado.
A manera de conclusión, el
objetivo del debate es abonar elementos para que el elector tenga la
información necesaria para emitir su foto, sin embargo, lo que logra es generar los elementos suficientes
para que comentaristas, analistas y especialistas tengan material suficiente
para hacer sus conclusiones respecto a la interrogante de quién ha ganado la
elección, ahí empieza el trabajo para incidir en la intención del voto, más en
los comentaristas que dedican horas en televisión y otros medios para hablar de
la postura, de la dicción y otros factores superfluos que poco o en nada
inciden en la conducción de un Estado/Nación, de ello seremos testigos en la
semana al observar medidas de cómo se mueven los gráficos rumbo al 1º de julio
de 2018.


